Desvaríos

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Por Oscar Taffetani

(APE).- Al cumplirse cuatro años de la invasión a Iraq, las agencias de noticias han publicado una breve estadística del horror: 650 mil muertos por la guerra civil y la resistencia a la ocupación; 3.500 muertos de las fuerzas invasoras; dos millones de refugiados y un gasto en material bélico y en logística de 500 mil millones de dólares, que han sido cargados en su mayor parte a la ya impagable deuda externa norteamericana.

También trae la estadística del aniversario datos de segundo orden, datos “menores”. Como, por ejemplo, que la tasa de desnutrición -que ya era del 19% antes de la guerra- ha llegado en la actualidad al 28%.

Sí, para vergüenza propia y del mundo entero, Iraq, el segundo país del planeta en reservas petrolíferas, tiene hoy un índice de desnutrición semejante a los del África subsahariana.

En 2003, cuando estaban vigentes las sanciones económicas contra Bagdad, un 4% de los niños iraquíes nacían con falta de peso. Actualmente, ese índice llega al 11%. Y la mortalidad infantil -informa Cáritas- también se ha triplicado.

Los progresistas y la guerra

La mayoría demócrata en la Cámara de Representantes norteamericana -dicen los cables- planea autorizar esta semana nuevos gastos militares, para sostener las guerras de Iraq y Afganistán. Los gastos son del orden de los 124 mil millones de dólares. Pero eso sí, los demócratas le exigen al gobierno, a condición de votar el Presupuesto, “la retirada total de Iraq para septiembre de 2008...”

¿Qué pasaría si tantos legisladores progresistas -pensamos- de pronto se pararan sobre sus bancas, enarbolando camisas blancas, como banderas, y pidieran un alto el fuego inmediato, y la retirada de las tropas de Iraq?

¿Qué pasaría si esos 124 mil millones de dólares que todavía no han sido votados se asignaran a un fondo internacional para crear trabajo y erradicar el hambre del mundo?

Locos sueños. Desvaríos.

Porque la racionalidad (criminal) de los inquilinos de la Casa Blanca, de Downing Street y la Moncloa, no puede detenerse un instante.

No puede detenerse a pensar por qué en Iraq, rico país de Oriente al que los locos con carnet acudieron hace apenas cuatro años, supuestamente, para salvarlo de la tiranía de Saddam, hoy se hayan multiplicado la destrucción, la inseguridad, la muerte... y los chicos con hambre.


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